Lo que pareciera ser, un manotazo de ahogado bajo un contexto económico y productivo completamente adverso en épocas de "plata dulce" y donde los importadores de marcas que arribaron en la segunda mitad de los 70's trataron de sobrevivir a toda costa y como fuere. Muchos fueron los intentos infructuosos de marcas foráneas para radicarse industrialmente en Argentina: Mitsubishi con Fiat V.I., Daihatsu y ahora desarrollaremos acerca de Toyota con Fiat V.I. y la subsidiaria agrícola, ambas instaladas por aquel momento en Sauce Viejo. A continuación, la transcripción de la nota de la revista Su Auto de 1981.
"Primero fueron rumores sobre Volkswagen, luego Juan María Courard (Ford) dijo que hace un año "puede ser" cuando se lo consultó sobre la utilización de la planta paralizada de Sauce Viejo. Pero el sol no salió y quedó simplemente como otra propuesta destinada al archivo y al olvido. El avispero se alteró con fuerza (léase oficialmente con Renault que fue la única interesada real. El proyecto se concibió en 1980 y se preveía la fabricación de motores y transmisiones, formando grupos mecánicos que serían trasladados a Córdoba para el armado en los automóviles. Los planes establecían el inicio para 1982 y si bien en todos los medios allegados se consideraba inminente su puesta en marcha (se contaba con la aprobación de la Régie), dos factores desencadenaron en el cese de las tratativas. Ocurre que, si bien la planta es de propiedad de Fiat, los terrenos son del gobierno provincial y al estar inactiva imposibilita a la empresa italiana escriturar esos bienes como propios, existiendo además un diferendo por los impuestos eximidos. En pocas palabras, sería como comprar una casa sin los papeles en regla. Un precio elevado terminó por ahuyentar a Renault.
Y apareció en escena Toyota, avalado por la reconocida capacidad y tacto nipones. Instalar una fábrica, prácticamente de la nada en la Argentina de hoy no es algo fácilmente comprensible, aunque si plausible. La intención es fabricar utilitarios y también automóviles porque se estima que, de seguir el actual arancel, como se deslizó (protección de 55%), sería bastante complicado "mantener y acrecentar el nivel de penetración de los importados, al menos con las cifras que aspiraría Toyota (privilegiada por el ranking). Además, los japoneses no se rinden y no se conocen antecedentes de “abandonos” de mercados por más condiciones adversas y ajenas que se presentaran. Favorece esta idea el intercambio con Brasil, pudiendo construir competitivamente. Un elevado stock en las playas del importador abastecería las demandas hasta la puesta en marcha de la planta productora (¿fines de 1983, inicios de 1984?).
Mientras, en la región se aguarda con fe la decisión positiva de los directivos de la Casa Matriz que, en un tiempo más, entrarían en diálogo firme (con planes y trazos) con los similares de Fiat Vehículos Industriales y las autoridades nacionales y provinciales".
Los períodos de crisis son siempre caldos de cultivo para los rumores malintercionados o carentes de interés. Ninguno se puede desechar por cuanto la inestabilidad reinante alcanza un nivel tal que el habitante común, además de convertirse en economista, pierde noción de lo que puede o no ser factible en tiempos de de cordura, si es que todavía alguien los recuerda.
“En este cuadro angustiante existen un par de proyectos que merecen, en una sensación que va de la sorpresa a la esperanza, que se les preste la atención debida. Mientras Citroën Argentina intenta comenzar a producir el otrora codiciado “patito feo” en Mercedes (Pcia. de Bs. As.) tratando de conciliar las exigencias de permisos entre la Casa Matriz y el Gobierno Nacional, el secretario de Industria Luís Gotihe expresaba que la reactivación estaba en marcha “porque hay sectores trabajando a pleno, como en el caso de la maquinaria agrícola en las zonas de Córdoba y Santa Fe y en las empresas pequeñas y medianas”. Casi simultáneamente la Unión Industrial Argentina se declaraba en estado de emergencia mostrando así su discontinuidad por la política de control de precios con duros términos —"pone a la industria camino de la quiebra"- acercando la posibilidad del lockout. A todo esto, el hervidero automovilístico llegó a la máxima temperatura cuando se comentó la posibilidad de que Toyota se instale en el país, ya no como una simple armadura o ensambladora (todos los proyectos fueron rechazados por Industria, que ratificó la vigencia plena del Régimen de Reconversión, Ley 21932, en cuarto a la integración de autopartes nacionales) sino como una planta de fabricación con idénticos derechos y obligaciones que las ahora afincadas, fundamentalmente respecto al 80% de componentes nacionales sobre el total de la producción por marca.
Siempre de acuerdo con las versiones circulantes, el lugar elegido por los directivos de la firma japonesa (segunda en el mundo y líder en su país con 2.300.000 unidades fabricadas en 1981) sería el Parque Industrial de Sauce Viejo, ubicado en las cercanías de la capital de la Provincia de Santa Fe, a escasos kilómetros. Los meroriosos recordarán que allí estuvo instalada IASFSA (Industria Automotriz Santa Fe S.A.) que fabricó durante su existencia (1960-1969) 32.628 unidades del modelo Auto Union, en las diferentes versiones a de aquel noble vehículo con motor de dos tiempos y tres cilindros dotados de una solida y vetusta carrocería. En ese mismo predio, en julio de de 1969, se inició la acción de Fiat (que compra las acciones de la DKW) en la zona, creando así un importante flujo de mano de obra e industrias paralelas proveedoras. Allí se trasladó la fábrica de tractores que había comenzado sus actividades en Ferreyra (Córdoba) el 16 de agosto de 1954. En la actualidad, esta planta continúa con los tractores a un ritmo aletargado por la coyuntura (ya parece permanente) que se sobrevive. En los terrenos lindartes se decidió establecer (proveniente también de Córdoba y motivada por razones prácticas) el área camiones (1973) y finalmente motores (1976), completándose la aspiración de concentrar en un mismo terreno plantas afines. Esta trílogía, Tractores, Motores y Camiones, cobró tal magnitud que convirtió al centro Industrial en uno de los primeros del país, con 4.100 personas trabajando y 1.089 máquinas-herramientas distribuidas en 77 hectáreas. En el año 1976 las instalaciones de camiones y Motores albergaban 1.931 empleados. La superficie ocupada era de 16415 m2 y 20.120 m* para cada una de ellas. El panorama se completaba con 4.740 m2 cubiertos de servicios auxiliares, 42.336 m* de playas y calles mejoradas y niveladas. Para dar una idea del complejo industrial, hoy deshabitado y vacío, se puede agregar que en su momento tuvo cuatro líneas de montaje de motores (C3 y 221), camiones y chasis. La más larga (camiones) era de 90 metros y 10 estaciones.
El día negro fue el 4 de enero de 1979, pues allí en una reunión realizada en Turín se tomó la inconcebible decisión de que las plantas de Camiones y Motores retornaran a Ferreyra, cuando ambas estaban instaladas y operando en Sauce Viejo, dando un paso atrás tan inexplicable como político, en base a una dudosa mejora en la rentabilidad. En la práctica significó una erogación de 35 millones de dólares (por el traslado) y el correspondiente deterioro en la industria local basada en pequeñas y medianas empresas, las que en su mayoría concentraron ambiciosamente su producción para constituirse en proveedores exclusivos, no pudiendo sobreponerse a lo que significó el cese de pedidos. Sin embargo, sera injusto y erróneo achacarle a Fiat la responsabildad por una crisis que no sólo abarcó el transporte y el agro, sinotodos los estratos de la economía argentina, bajo un plan cuyos testigos se encuentran a cada paso y cuyo juicio de valor se realiza acaloradamente, en los días que corren, con una continua disputa epistolar.
El otro eslabón de esta historia lo constituye, por extraño que parezca, Brasil. En ese país Fiat posee el verdadero, aunque nunca reconocido, polo automotriz latinoamericano, en el estado de Minas Gerais. En 1974 comenzaron las tratativas y el 9 de julio de 1976 se inició la fabricación del 147.
La planta industrial, ubicada a 9 kilómetros de Belo Horizonte, cubre un área de 2.000.000 de metros cuadrados con más de 350.000 cubiertos. Si bien la fillal mantiene muy buenos niveles de venta, la rentabilidad no es tan evidente con pérdidas de 122 millones de dólares para el último ejercicio económico. La empresa también es titular, desde 1977, de la ex FNM (Fábrica Nacional de Motores) que en algún momento fuera del Estado Nacional, con el consiguiente fracaso Financiero, que motivó la vuelta a manos privadas con Alfa Romeo en 1968.
Han perdido más que nosotros”, dijo Giovanni Agnelli, Presidente del Consejo de Administración del Holding, refiriendose a las subsidiarias sudamericanas. De acuerdo a la política seguida por la empresa en diferentes mercados (incluida Argentina) no es descabellado pensar en la intención de desligarse, aunque más no sea gradualmente o compartiendo riesgos, de esta situación embarazosa que le permitiría concentrar los esfuerzos en el Viejo Continente, donde es la marca más vendida con una
participación del 13,5% del total, Fiat Automoveis S.A, está formada por la Casa Matriz de Turin (60% de las acciones) y el estado de Minas Gerais (40%). Hace algún tiempo se comentó la posibilidad de que la cuota italiana disminuyera en favor de la brasileña, pero luego fue desmentida. Un cable reciente daba cuenta de que Toyota intentaría integrar la sociedad y ésta es precisamente la otra punta del ovillo de una madeja voluminosa e incierta que no permite dilucidar los vericuetos que recorrería, aunque parece existir un detalle interesante para tener en cuenta: la legalización de la práctica del régimen de intercambio de autopiezas, uno a exportar poruno a importar (en lugar del 3 a 1 vigente por Decreto 203/79) y la perspectiva de que los propios autopartistas se acojan al mismo sistema compensatorio, Brasil, que exige idéntica integración que la Argentina, posee una planta de Toyota formada en enero de 1958, decir sólo dos años después de haberse creado el GEIA (Grupo Ejecutivo de Industria Automotriz), destinado a promover la radicación de multinacionales.
Se fabrica una versión del todoterreno Land Cruiser, denominado Bandeirante que monta un propulsor Mercedes-Benz (OM 314). Aunque se pensó que éste sería el primer paso para la creación de un moderno e importante complejo, se quedaron únicamente con la modesta cifra de 4300 unidades anuales, de un modelo con limitadas posibilidades. En este sentido resulta coherente pensar en la necesidad de Toyota de conseguir una buena plaza para instalar un Centro Operativo. Brasil se presenta más atrayente (octavo productor mundial) por la estabilidad económica y normalización política (elecciones en breve) que favorece las inversiones. También influyen las expectatvas de crecimiento del mercado interno y la estimulante promoción a las exportaciones, factores que no se encuentran en la misma proporción que en la Argentina.
Avanzando un poco más en elterreno de las hipótesis, tratando de disminuir el inevitable margen de error, se podría preguntar si puede tener éxito una empresa japonesa en otro país, con personas con un estilo de vida completamente diferente, incertidumbre políica con las fluctuaciones económicas y
cambiarias que alteran el comportamiento del mercado y con escasas posibilidades de automatización. Es decir, con una serie de imprevistos o situaciones que no son contempladas habitualmente ni en los países industrializados, ni mucho menos en Japón. Además no se debe descartar la elevada carga impositiva (cercana al 42% por unidad) que obsesivamente denunció el presidente de ADEFA, Carlos Mandry, pero n el consiguiente eco oficial. En cuanto a las exportaciones, salvo SEVEL con el Fiat
Europa, lo demás no es mayormente destacable. Es realmente una pena que las dificultades cambiarias y legales bajen la rentabilidad de esta área. No se puede aseverar sobre el futuro de los japoneses en la Argentina (Dahaitsu también busca instalarse en Berazategui, ex Peugeot) porque si bien el primer pensamiento recae en suponer arriesgado trabajar con obreros no japoneses, el sistema de gestión los diferencia con ventaja, respecto de otras firmas en paises como los Estados Unidos (donde por caso, nacieron los famosos "buzones de sugerencias”. Uno de los pilares de la flosofa empresarial japonesa es incentivar las ideas e inicialvas para que prevengan y se motiven "de abajo", limitando el accionar de los funcionarios a través del arbitraje y discernimiento de las propuestas más válidas. Indudablemente, los expertos en managment tendrán material interesante para analizar las conductas y los resultados obtenidos.